Siempre he pensado la mayoría de las personas que tienen éxito lo consiguen centrándose de forma clara en sus fortalezas. Esta intuición ha sido validada científicamente por la empresa norteamericana “The Gallup International Research & Education Centre” tras analizar durante más de 20 años a más de 2 millones de profesionales.
Sus interesantes planteamientos han sido planteados por Marcus Buckingham y Curt Coffman en su libro “Primero rompe todas las reglas” y por el propio Buckingham y Donald Cliffton en su libro “Ahora, descubre tus fortalezas”. Ambos libros parten de que el pensamiento convencional ha generado 2 premisas que son claramente erróneas. En primer lugar, pensar que cada persona puede aprender a ser competente en casi cualquier disciplina. Y en segundo lugar, que el mayor espacio de mejora para una persona está en sus puntos débiles. Sus rigurosos estudios científicos demuestran justamente lo contrario. No todos podemos aprender a ser competentes en casi todo y sobre todo, nuestro gran espacio de mejora no está en nuestras debilidades sino en nuestras fortalezas.
Y a mi entender, no tener claras estas premisas ha causado grandes problemas a empresas y profesionales. La mayoría de las personas han tenido mucho más claro cuáles son sus debilidades que sus fortalezas. Te invito a pensar cuáles son tus puntos débiles y tus puntos fuertes. Seguro que los primeros aparecen en tu mente de forma mucho más clara y rápida que los segundos.
Parte del problema es que la mayoría de las personas no conocemos nuestras fortalezas y nuestros talentos. Creo que una de las principales responsabilidades de los docentes, padres y directivos es ayudar a que nuestros alumnos, hijos, trabajadores… conozcan realmente cuáles son sus auténticos puntos fuertes. Y una vez conocemos nuestros puntos fuertes debemos desarrollar y centrar nuestra estrategia en estas fortalezas.
Y las fortalezas parten de nuestros talentos innatos. Afortunadamente todos nacemos diferentes y también a todos se nos dan bien disciplinas diferentes. Nuestro talento es la principal materia prima para desarrollar nuestras fortalezas. Aunque no sólo necesitamos de nuestro talento. Si no acompaños este talento con habilidades (llevarlos a la práctica) y conocimientos no los podremos convertir en fortalezas. Conocer tus talentos resulta imprescindible al igual que trabajarlos y pulirlos para convertirlos en auténticos puntos fuertes.
Me atrevo a decir que, en general, la mayor parte de docentes, padres y gestores de personas han prestado poca atención a conocer los talentos de las personas a su cargo y tampoco en conocer sus fortalezas. Lamentablemente, los últimos estudios indican que sólo el 20% de los profesionales afirman que su actividad profesional está centrada en sus fortalezas. Este dato significa que la mayor parte de nuestras empresas y organizaciones podrían ser mucho más eficientes aprovechando mejor el potencial de su equipo humano si posibilitaran que las personas centraran su actividad profesional en sus puntos fuertes. En un momento complejo como el actual, resulta imprescindible que como sociedad centremos a nuestras personas en sus fortalezas ya que de esta forma posibilitaría claras mejoras en la situación económica y social.
Y a nivel individual también resulta imprescindible centrarse en las fortalezas. Las grandes marcas personales se han centrado claramente en potenciar sus puntos fuertes, en ser cada vez mejores en aquello en que ya son buenos. Y recuerda, como dice el psicólogo norteamericano Martin Seligman “la clave del éxito y la felicidad está en centrarte en tus fortalezas”.