Mi primer trabajo real —que duró más de dos meses— fue en un supermercado con una media jornada. He de confesar que, a mis 19 años, trabajar en un supermercado no era una aspiración en mi vida en ese momento, es más creo que un trabajo formal no estaba en mi mente todavía.
Con los meses y años —en total trabajé 5 años— me fue gustando el trabajo y sobre todo me enseñó a lo largo del tiempo cómo debe ser el ejercer un liderazgo inspirador y que ante todo sea muy humano.
Hoy después de casi 29 años, mi primer día lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Subimos unas ruinosas gradas de metal bullicioso hasta llegar a una segunda planta que presumía un piso de cemento pulido. Una débil bombilla nos dio la bienvenida a las tinieblas de lo que parecía ser una bodega cuidada por una especie de morador olvidado del sol, que refunfuñaba en voz alta por la poca educación de las personas.
Dimos unos pasos y más adelante nos topamos con una malla que servía de carcelero para unas cajas. Ella tomó su puño de llaves y buscó con sus dedos la que abría un candado a punto de pensionarse. Entramos, y con su mano le dio vida a la bombilla que colgaba al centro de un alto techo de perlín.
Ella se quitó la gabacha, se arrolló las mangas y en un solo y ágil movimiento puso una caja de cartón grande en su hombro y me volvió a mirar con una mirada de así se hace. Yo me quedé inmovilizado de ver a esta mujer con tal destreza y determinación a pesar de su cuerpo delgado y seco como árbol de navidad en enero.
Mientras acomodaba cajas y cajas repletas de pobres juguetes que no habían cumplido su propósito de vida en la temporada pasada, ella me explicaba cómo levantar un inventario. Verla trabajando hombro a hombro conmigo, como uno más, mostrando como se hace el trabajo, me dio la primera lección sobre liderazgo:
UN VERDADERO LÍDER PREDICA CON EL EJEMPLO.
Ella tenía en ese momento más de 10 años de trabajar en supermercados, tenía menos de 25 años y era jefe de tres departamentos, tenía un equipo de trabajo de 4 personas a su cargo directa e indirectamente coordinada a más de 10 personas.
Siempre estaba atenta a los detalles de la operación, tenía una increíble facilidad para organizar al equipo y sobre todo dejaba trabajar.
Ella para ese momento solo tenía completa su educación secundaria, no había entrado a un aula universitaria ni llevado cursos o certificaciones de liderazgo, lo de ella era —y es— sentido común puro, lo de ella se basaba en una altísima capacidad de empatía.
Recuerdo que siempre se acordaba de los cumpleaños de su equipo e incluso de los cumpleaños de los hijos/as de los compañeros. Para época navideña, acomodaba los 24 y 31 de diciembre de tal forma que las madres y padres del equipo pudieran estar con sus hijos el 24 y a los solteros nos reservaba el 31. Muchas veces la ví cubriendo horarios, con tal de que uno de sus “chiquillos” como nos decía, pudiera asistir a una actividad de los hijos/as.
Bajo su liderazgo aprendí otra lección básica de liderazgo:
UN LÍDER DEBE SERVIR A SU EQUIPO, Y NO SERVIRSE DE ÉL.
Innumerables veces la vi discutir con su jefe (el gerente del supermercado) y sus pares a ella, por lo que ella consideraba injusto para sus departamentos y sobre todo para sus “chiquillos”. Luchaba con uñas y dientes porque las cargas de trabajo fueran justas y equitativas para nosotros. Velaba por que se nos cancelaran las horas extra en la quincena que correspondía y poco le importaba las justificaciones de un posible atraso. Ella me enseñó en esos momentos otra gran lección de liderazgo:
EL LÍDER SIEMPRE DEBE SER JUSTO Y LEAL CON SUS SEGUIDORES.
Durante todos los años que trabajé a su lado, siempre buscó la manera de que todo su equipo aprendiera hacer de todo, a usar las nuevas tecnologías que iban apareciendo en el trabajo.
Se esforzó para predicar con el ejemplo adaptándose primero ella al cambio, a pesar de su básica escolaridad, siempre estaba buscando como capacitarse y como brindarnos oportunidad dentro de la organización para que también nos capacitáramos. Ahí aprendí otra gran lección:
EL LÍDER DEBE SIEMPRE BUSCAR QUE LOS MIEMBROS DE SU EQUIPO SE CAPACITEN Y ESTE ACTUALIZADOS.
Pasados ya cinco años trabajando en el supermercado y ya avanzados mis estudios universitarios me llegó la oportunidad de trabajar en otra gran organización, estaba muy feliz de que esta nueva empresa se fijará en mí, pero a la vez estaba nervioso porque tenía que ir a decirle a Ella, a mi líder, a la persona que durante 5 años me enseñó a trabajar con su ejemplo y dedicación, y que para ser honestos sin su liderazgo y ejemplo talvez la oportunidad en esa gran empresa no hubiera tocado la puerta de mi destino.
Con una mezcla de nervios y tristeza, toqué a la puerta de una pequeña pero coqueta oficina, ella me vio a los ojos en inmediatamente me dijo: “ya me contaron”. A mí me recorrió un frío mortal por todo el cuerpo, traje saliva y me quedé callado esperando la siguiente frase. Me sonrío y me dijo: “me alegra, vaya aprenda mucho y siga siendo quien es” yo la vi, sonreí, y ella termino diciéndome: “aquí va a tener una amiga y una familia que siempre lo va apoyar” En ese momento ella me dio la última de muchas lecciones sobre liderazgo:
UN LÍDER ES UNA ESCALERA PARA QUE LOS INTEGRANTES DE SU EQUIPO ASCIENDAN.
Allan Loria C.
Trainer & Coach Corporativo | Age Disruptor | @allanloriac