Sí querido lector, has leído bien. El poder del pesimismo. No me he equivocado al escribirlo. Pese a que soy un fuerte defensor del optimismo, quería reivindicar también la importancia del pesimismo. De hecho, uno de los libros que más me han gustado es “La fuerza del optimismo” de Luis Rojas Marcos, el conocido psiquiatra, una gran marca personal y uno de mis autores favoritos, y puedes encontrar en mi blog artículos sobre el tema, por ejemplo te recomiendo “Las tres P’s del optimismo”.
Pero hoy quiero hablarte de la importancia del pesimismo. Y esta idea viene después de haber oído estas vacaciones unas interesantes declaraciones de Carlo Ancelotti, entrenador italiano del Real Madrid. Las declaraciones hacían referencia a su jugador Nacho, canterano del Real Madrid, que tiene el enorme reto de suplir la marcha de 2 defensas centrales de reconocido prestigio como Sergio Ramos y Raphael Varane, que han dejado el club este verano. Comentaba Ancelotti “siempre digo que hay dos tipos de defensas: los pesimistas y los optimistas. Nacho es un defensa pesimista, porque siempre piensa que algo malo puede pasar y por eso siempre está concentrado los 90 minutos». Fueron a mi entender unas declaraciones geniales y rápidamente dieron la vuelta al mundo.
Hasta el momento, casi siempre se habla del optimismo y de lo importante que resulta en muchos ámbitos de la vida, como en el deporte, el management, la salud… Y casi nadie reivindica la importancia del pesimismo. Sirvan estas declaraciones para realzar la importancia del pesimismo. Pero pesimismo en el buen sentido. En el sentido que Ancelotti quiere darle. Es decir, una clara apuesta por evitar riesgos, por el no confiarse, por ser precavido, por estar preparado para imprevistos, por tener siempre un plan B (o C o D…). Como decía el economista norteamericano John Kenneth Galbraith “todos estamos de acuerdo en que el pesimismo es una muestra de inteligencia superior”.
Y quiero romper una lanza a favor del pesimismo. Creo que hemos abusado mucho de frases bonitas sobre el optimismo. Aunque es muy importante, no podemos negar el poder que tiene el pesimismo. ¿Cuántos problemas evitaríamos si fuéramos algo más pesimistas? ¿Cuántas personas se han quedado sin trabajo por ser demasiado optimistas? ¿Y cuantos empresarios se han arruinado por tener una visión demasiado optimista de la realidad? Por otro lado, si solo tuviéramos una visión pesimista, todo sería mucho peor. El mundo no hubiera evolucionado tanto, no se generaría riqueza ni empleo, … A mi entender, como decía Aristóteles: “en el equilibrio está la virtud”. Creo que las personas deben compaginar tanto su visión optimista como la visión pesimista. La combinación de ambos polos es lo más adecuado desde mi humilde punto de vista. Como decía el médico misionero y Premio Nobel de la Paz Albert Schweitzer: “Un optimista es una persona que ve luz verde en todas partes, mientras que un pesimista solo ve el semáforo en rojo … la persona verdaderamente sabia es daltónica”.
Y por este motivo quería realzar la importancia del pesimismo, lamentablemente casi siempre despreciado y olvidado.
Termino con una frase que me encanta y que resume perfectamente mi forma de pensar “Lo bueno de ser pesimista es que constantemente se demuestra que tienes razón o te sorprenden gratamente”.