Soy de los que piensa que es muy importante tener amigos y por supuesto, cuando más cerca mejor, y cierto es que la importancia está en la calidad más que en la cantidad, pero ¿y los enemigos?, pues sin duda alguna, también son necesarios, y me explicaré.
Debemos tener bien claro que tener buenos amigos no es incompatible con tener ciertos enemigos, y que éstos (los segundos) son de las mejores cosas que te pueden pasar si deseas conseguir algún éxito destacado. Como suele decir Risto Mejide, “si cuando hablas nadie se ha molestado, es que no has dicho absolutamente nada”. Y igual lo explica con su estilo un poco extremo, pero en general estoy de acuerdo con él. Defender un punto de vista o seguir una estrategia determinada, implica, en la mayoría de los casos, gustar a unos, pero también no gustar a muchos otros. Lo explicaba perfectamente Woody Allen cuando decía “no conozco la clave del éxito; pero sí que conozco la clave del fracaso, que es tratar de complacer a todo el mundo”.
Así que te recomiendo que empieces a hacer recuento de cuántos enemigos tienes, cuánta gente te critica o no te puede ver. Si el número es bajo preocúpate i espabila, porque esto significa que no estas siendo acertado con tus planteamientos, que no tienes las ideas claras o que no sabes transmitirlas con vehemencia, y te recomiendo que hagas este ejercicio a menudo, porque es mucho más importante la tendencia que el número absoluto. Es decir, si tienes todavía pocos enemigos, pero tienes más que hace un tiempo significa que vas en la buena línea, significa que vas alcanzando nuevos retos y éxitos, porque pocas cosas provocan más enemigos que el éxito en sí mismo. Generalmente, a medida que aumenta el éxito que una persona tiene suele aumentar también el número de enemigos. Incluso diría que esta relación entre éxito y enemigos es más exponencial que lineal, es decir, pequeños aumentos en el nivel de éxito provocan cada vez más grandes aumentos del número de enemigos. Resulta difícil encontrar personas realmente exitosas que no cuenten con una gran cantidad de personas que las odien, ya que, en muchos casos, el odio y la envidia son los principales síntomas de que alguien te está admirando y que reconoce plenamente tus éxitos.
Hay personas (y personajes) que llevan este consejo de tener enemigos hasta el extremo, se vuelven obsesivos con la generación de enemigos y de hecho los necesitan para vivir, para motivarse y conseguir retos más ambiciosos, en este selecto grupo tenemos deportistas, artistas, políticos, escritores y otros.
Seguramente, y como en otros ámbitos de la vida, en el equilibrio está la virtud, es decir, no hace falta intentar ser odiado hasta el extremo ni tampoco querer caerle bien a todo el mundo. Pienso que los extremos son habitualmente malos
Así que venga, atrévete a desagradar a unos cuantos o a muchos, pues ésta será la única forma en que podrás gustar a otros tantos. Porque como decía el mismo Frank Sinatra “si quieres tener éxito has de tener muchos amigos, pero también muchos enemigos”.
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