Estamos viviendo una época realmente compleja, con una gran crisis a nivel económico y financiero que está provocando situaciones francamente difíciles tanto a empresas como a particulares. Los hábitos de consumo también están cambiando notablemente. Ante este entorno tan complejo, muchas empresas están apostando por el precio como su principal variable competitiva. Si observamos muchos sectores, vemos que la mayor parte de las campañas publicitarias se centran en precios bajos, descuentos, ofertas… Y en esta espiral, la mayoría de empresas termina bajando al barro y compitiendo a base de precios bajos. Además, los conceptos outlet y low cost se aplican a gran cantidad de sectores y es muy frecuente observar establecimientos de este tipo en cualquier lugar. La venta por Internet también ha fomentado la comparación de precios y una lucha más dura, si cabe, entre las empresas presentes en un sector determinado. También hay que tener en cuenta el fenómeno marca blanca (o marca del distribuidor). Lo que empezó hace unos años como una iniciativa para que algunas cadenas de establecimientos pudiesen completar su oferta con unos productos más económicos, hoy se ha convertido en una oferta muy habitual. En la actualidad, los productos con marca de distribución están ocupando cada vez más espacio en los lineales… y también en nuestra mente. De hecho, se acaba de publicar un estudio en el que se afirma que en España, 9 de cada 10 personas compran habitualmente productos de marca blanca. Ante este escenario, resulta difícil que muchas empresas puedan competir con éxito y tener unos buenos resultados económicos. En general, las empresas que obtienen mejores resultados son aquellas que evitan la guerra de precios y apuestan por competir con una marca fuerte y reconocida.
Y en el mercado laboral la situación es muy parecida. Con más de 6 millones de parados, una tasa de paro del 26% y un paro juvenil superior al 50% la situación es insostenible para muchas personas y familias. Muchos de los profesionales, acuciados por la necesidad han apostado por una estrategia de precios bajos, es decir, de rebajarse el sueldo para competir en el mercado laboral. Cada vez resulta más fácil encontrar buenos profesionales, bien preparados y con experiencia, a unos sueldos cada vez más bajos. Me parece un error entrar en esta guerra de sueldos, aunque entiendo la situación desesperada que lleva a muchos profesionales a apostar por el precio como su (única) estrategia competitiva.
No obstante, creo que es mucho más interesante apostar por una marca personal fuerte y reconocida. El problema de esta vía es que requiere tiempo, así que cuanto antes empieces mejor. Para ello debes en primer lugar trabajar bien tu producto, es decir, tu competencia profesional. Debes esforzarte en ser cada vez mejor, estudiando y completando tu formación con experiencia profesional. También debes elegir qué estrategia vas a seguir para competir con éxito en el mercado laboral. Ya he comentado en otro artículo que, sólo existen 2 estrategias competitivas válidas para los profesionales: la especialización y/o la diferenciación. Y además también debes comunicar tu marca personal, ya sea a nivel tradicional (Curriculum Vitae) como a nivel 2.0 (blog personal, redes sociales…), relacionarte con otros profesionales y empresas (networking)… En definitiva, trabajar tu propia marca personal, tal y como lo hacen las grandes empresas con sus marcas. A mi entender, es la mejor forma de competir en un mercado laboral como el actual sin tener que recurrir a precios (salarios) bajos. La decisión es tuya: ¿Quieres ser un profesional con marca blanca y competir por precio o un profesional con una marca potente?