Lo tengo que reconocer, durante estos días de Vacaciones Navideñas he empezado a jugar al Candy Crush (no se lo digas a nadie). Tras muchos meses de criticar y hacer bromas con familiares y amigos sobre la cantidad de tiempo que dedican al juego y lo “enganchados” que están, me he decidido a jugar yo. Tenía curiosidad por entender qué tenía un juego en el que juegan más de 150 millones de personas en todo el mundo. Tras estar estos días jugando, creo haber entendido la clave de su éxito.
Desde mi punto de vista, la clave de su éxito no es otro que haber entendido a la perfección lo que Mihály Csíkszentmihályi llamaba Fluir. Este psicólogo norteamericano, profesor de la Universidad de Claremont (California) publicó en 1990 una auténtica obra maestra de la psicología positiva, su libro “Flow” (fluir). En él, explica la teoría de flujo. Indica Csíkszentmihályi que el espacio de flujo se da cuando una persona realiza una actividad en la que el reto que supone esa actividad está equilibrado con las competencias o habilidades que tiene esa persona. Cuando el reto supera las habilidades, la persona sufre estrés o ansiedad ya que el reto es demasiado complejo. Por el contrario cuando las habilidades de la persona superan al reto al que se enfrenta suele aparecer el tedio o el aburrimiento.
La situación óptima se da cuando la persona está en estado de flujo. Cuando alguien se encuentra en este estado, está absorta en una actividad para su propio placer y disfrute. En este espacio, el tiempo vuela, la persona disfruta y es más creativa y productiva que nunca. Volviendo al juego, creo que su éxito es debido a que han sabido conjugar de forma excelente esta dualidad retos – habilidades. La exigencia del reto aumenta a medida que lo hacen las habilidades de la persona que juega. Está perfectamente ideado para que este equilibrio se mantenga de forma casi constante en todos los niveles. Cuando parece que no podrás avanzar el juego te da una tregua y puedes subir de nivel o cuando crees que va a ser fácil y te vas a aburrir, el reto aumenta su dificultad y el juego vuelve a engancharte.
Y en el mundo profesional y laboral sucede de forma parecida. Debemos tener muy claro que los profesionales sólo somos felices, nos divertimos y ofrecemos un alto rendimiento cuando nos encontramos en el espacio de flujo. Lamentablemente, me atrevería a decir que son minoría los que se encuentran en este estado. La mayoría suelen estar estresados o agobiados o bien aburridos por el tedio que les supone su trabajo. Creo que es fundamental, que todas aquellas personas que dirigen a otras tengan bien claro esta teoría sobre el espacio de flujo. Les recomiendo analicen en qué situación se encuentran sus trabajadores y diseñen qué pueden hacer ellos para ayudarles a situarse en el flujo (bien sea aumentando o disminuyendo tanto los retos de los profesionales como sus competencias y habilidades). De esta forma, habría muchos más trabajadores en el espacio de flujo lo que contribuiría a tener a muchas más persones felices y a aumentar los niveles productivos y de competitividad de las empresas.
En referencia a la óptica individual, también te recomiendo que analices tu situación actual según la teoría planteada. Busca nuevos retos si te aburres o aumenta tus competencias o bien disminuye la complejidad de tus retos si éstos te superan. Haz lo posible por situarte en el espacio de flujo ya que será el único lugar en el que disfrutará trabajando, serás muy productivo y sobretodo serás muy feliz.
¿Te animas a fluir?