Este pasado sábado he tenido la oportunidad de hablar sobre liderazgo y docencia, 2 de mis grandes pasiones a nivel académico, profesional y personal. Ha sido en el marco de la jornada pedagógica “La Cultura de Pensamiento en la Educación Infantil” organizado por Institució Educativa Lleida (propiedad de los colegios Terraferma y Arabell en Lleida). Más de 60 ponentes se concentraron para continuar formándose y mejorar como docentes.
Me encanta trabajar con este colectivo pues, a mi entender, es la segunda profesión más importante del mundo (sólo después de las profesiones relacionadas con la medicina). Además, se ha descubierto que la influencia de los docentes es la segunda más importante en la vida de los alumnos, justo después de la influencia de los padres. Los grandes retos que tenemos a nivel mundial necesitarán de auténticos profesionales éticos y bien preparados para hacer frente a grandes desafíos, y esto solo sucederá si somos capaces de contar con grandes profesionales en la docencia; personas motivadas y comprometidas a hacer un mundo mejor a través de la formación.
Ahora bien, ¿qué hace que un profesor sea un gran profesor? Gallup, la consultora norteamericana, ha investigado durante décadas qué distingue a los grandes docentes del resto. Uno de los principales descubrimientos al respecto, ha sido que los grandes docentes son más diferentes entre sí de lo que cabría imaginar. Tienen estilos de docencia y metodologías muy diferentes, tienen personalidades y formas de ser totalmente diferentes, pero cuentan con 2 características comunes. La primera es que son profesionales que conocen sus propias fortalezas y se enfocan en ellas para realizar su labor como docentes. La segunda es que son capaces de descubrir y potenciar las fortalezas de sus alumnos.
Además, analizando a fondo a los grandes docentes, Gallup ha descubierto 5 patrones de comportamiento muy presentes en los mejores profesores. Estos son:
- Se ganan el respecto y construyen relaciones positivas: Los grandes profesores saben que deben ganarse el respecto de sus alumnos. Una de las mejores formas es respetar-los. Los mejores docentes apuestan por construir relaciones positivas con sus alumnos, no relaciones jerárquicas, de superioridad o punitivas. En esta línea, memorizar los nombres de los alumnos y conocer sus intereses personales ayuda a crear estas conexiones positivas. Favorecen la participación y les dan responsabilidades sobre su propio proceso de aprendizaje. Todos los estudiantes necesitan relaciones humanas positivas para tener grandes resultados.
- Fijan las expectativas adecuadas: Gallup ha descubierto que los grandes profesores no son los más exigentes ni los que tienen las expectativas más elevadas. Son los que fijan las expectativas más adecuadas. Y en la medida de los posible, lo hacen de forma personalizada para cada alumno.
- Ofrecen reconocimiento: a los grandes profesores les encanta observar cómo aprenden sus alumnos. El reconocimiento resulta imprescindible, pues es un gran elemento motivacional, especialmente si se realiza en público. Los grandes maestros celebran los éxitos específicos de cada estudiante, sin entrar en comparaciones con otros estudiantes. La investigación demuestra que cuanto mayor es el reconocimiento público, mayor es la implicación y mayores son los resultados conseguidos por los alumnos.
- Entienden que cada estudiante es diferente: conocen perfectamente que no todos los métodos funcionan bien para cada alumno. Los grandes docentes saben que cada alumno aprende de forma totalmente diferente. En la medida de los posible, intentan personalizar las experiencias de aprendizaje de sus alumnos. Aprecian esta diversidad y en lugar de verla como un problema, la observan como una oportunidad y como un reto.
- Expresan sus emociones: los grandes profesores son capaces de sentir emociones cuando están enseñando. Se preocupan por sus estudiantes y no les importa mostrarse humanos al compartir sus estados emocionales con sus alumnos. Son capaces de reír, celebrar… incluso de llorar con sus alumnos. Cuando los estudiantes observan emociones reales en sus profesores perciben que éstos son realmente humanos y aumenta la conexión emocional con ellos.
En definitiva, necesitamos grandes docentes pues como dijo Nelson Mandela, “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.