Con la crisis económica que estamos viviendo y la época de profundas cambios que se suceden sin parar, echar la culpa a los demás se ha puesto muy de moda. Lamentablemente es muy frecuente escuchar o leer que la culpa de los problemas que una persona, marca, empresa, institución o país siempre está en los demás. Los aficionados a las quejas y a las excusas están de enhorabuena; nunca antes lo han tenido tan fácil para expresar sus sentimientos. Empresarios que centran sus males en la crisis o en las políticas del gobierno, padres que culpan del fracaso de sus hijos a las malas compañías, a su entorno, a los profesores, deportistas que se excusan en la mala suerte, en el árbitro… Seguro que te suenan todos estos ejemplos; sabes perfectamente de qué estoy hablando.
Pero la verdad es que este tipo de comportamientos no suelen conducirte a nada positivo. Me molestan mucho las personas que centran siempre sus problemas en los demás, que la culpa de lo que les está pasando nunca es suya. Precisamente admiro y respeto mucho a las personas que se comportan de forma totalmente contraria. Es decir, las que no echan las culpas a los demás y asumen totalmente su responsabilidad. Es lo que en psicología se conoce como “locus de control interno” es decir, la percepción que tiene una persona de que los eventos ocurren principalmente como efecto de sus propias acciones. Son los que no buscan excusas, ni suelen quejarse ni echar la culpa en los demás. Asumen en primera persona sus propios éxitos y fracasos. Precisamente, numerosos estudios científicos demuestran claramente cómo este tipo de personas suelen ser mucho más exitosas y felices tanto en su faceta profesional como en la personal. No eches la culpa a los demás pues seguro tú también tienes parte de culpa, parte de responsabilidad. Además, hacerlo tampoco te ayudará en nada.
Pues estoy totalmente convencido que la solución está en ti y no en los demás. Lamentablemente también resulta muy frecuente comprobar cómo la mayoría de personas espera a que las soluciones les lleguen a través de los demás. Suelen tener una actitud pasiva frente sus problemas y esperan que los demás (padres, jefes, políticos…) les saquen “las castañas del fuego”. Y si antes comentaba que me parece muy interesante que asumas tus responsabilidades, todavía me parece más necesario que asumas que la principal solución a tus problemas o a tus retos está en ti mismo. No esperes que las soluciones te vengan de los demás. Sé proactivo, toma las riendas de tu propia vida. Deja de ser efecto para empezar a ser causa. Analiza, piensa y decide, pero sobretodo actúa. No esperes nada de nadie (si viene, mejor). Piensa qué puedes hacer tú, céntrate en tus fortalezas, en tus habilidades y recursos y gestiónalos de forma eficiente para dar con la solución.
Seguro que la solución también es tuya.¡A por ella!