En el post de hoy queremos explicarte cómo los niveles muy bajos o muy altos de presión no son positivos para nadie, debes intentar situarte en un punto intermedio y conseguirás que aumenten los resultados y el bienestar, tuyos y de quienes te rodean.
La presión 021121

La presión es uno de los aspectos a gestionar más importantes tanto en el ámbito personal como profesional. Y por presión me refiero a la fuerza, a la intensidad con la que una persona afronta un determinado reto. Su importancia está íntimamente ligada al rendimiento y también a la salud y a la felicidad.

Por lo que se refiere al rendimiento, se ha demostrado científicamente que aumentos en la presión hacia una persona (un trabajador, un estudiante, un profesional…) suelen conllevar incrementos de rendimiento… hasta que sobrepasan el punto óptimo. A partir de este punto óptimo, nuevos incrementos de presión suelen comportar decrementos en el rendimiento.

A nivel físico, si una persona sobrepasa de forma continuada el punto óptimo de presión va a multiplicar las posibilidades de tener problemas de salud como la ansiedad, la depresión, problemas cardiovasculares…

Por lo tanto, LA PRESIÓN ES SIN DUDA, UNA DE LAS VARIABLES MÁS IMPORTANTES A GESTIONAR.

  • A NIVEL INTERNO. Debemos analizar en qué nivel de presión estamos en una actividad determinada. Si el nivel de presión es bajo, seguramente conllevará un bajo nivel de rendimiento en ese ámbito. También será una buena pista que nos indicará que seguramente esa actividad no es de nuestro interés y que quizás deberíamos buscar algún otro reto que nos motive más y que, por lo tanto, nuestra presión aumente y con ello nuestro rendimiento. Por el contrario, si en un ámbito determinado nuestro nivel de presión es demasiado elevado, deberemos tomar medidas para evitar problemas futuros. Intentemos rebajar nuestra dedicación, no exigirnos tanto, tomar pausas, hacer ejercicio, descansar más y mejor… Sé que es fácil de decir… pero difícil de hacer. Muchas personas están tan enganchadas a su reto que les cuesta rebajar su presión… y algunos acaban pagándolo con su salud y con su bienestar. Si estás en este grupo, actúa antes de que sea demasiado tarde. En esta línea, diferentes estudios científicos demuestran que una parte de nuestra capacidad para presionarnos dependen genéticamente (por lo tanto, no la podemos controlar) pero también existe una parte que podemos mejorar, podemos aprender a gestionar nuestros niveles de presión.
  • A NIVEL EXTERNO. Gestionar la presión de la gente que nos rodea es una de las principales funciones para desarrollar un buen liderazgo. Si quieres influir positivamente en los demás, sean tus familiares, tus alumnos, tus trabajadores… debes gestionar bien el nivel de presión en los que se mueven. Y para gestionar la presión yo siempre recomiendo jugar a la contra. Es decir, cuando un alumno, un deportista… tiene altos niveles de presión, el rendimiento suele mejorar si como líderes somos capaces de rebajar su nivel de presión: quitarles importancia, desdramatizar, buscar distracciones, hablar con ellos, advertirles de los problemas de tener una alta presión de forma continuada en el tiempo… Es necesario rebajar altos niveles de presión hasta conseguir acercarnos al punto óptimo, que, sin duda conllevará mejoras en el resultado y en el bienestar. Por otro lado, cuando las personas tienen niveles bajos de presión conviene trabajar para aumentarlos. Entender bien qué les motiva y qué no, por qué tienen niveles bajos de presión y presionarles con diferentes estrategias para mejorar su nivel de presión y por lo tanto su nivel de resultados.

Como decía Aristóteles, “en el equilibrio está la virtud”. Niveles muy bajos o muy altos de presión no son positivos para nadie. Intentar situarnos en un punto intermedio conseguirá que nuestros resultados y nuestro bienestar aumente.

Y termino con dos frases. La primera que resume la importancia de quitar presión cuando ésta es demasiado alta. Decía Cheryl Richardson, la productora televisiva americana “la presión es buena para los neumáticos, no para las personas”.  En el otro extremo, la frase que resume la necesidad de aumentar la presión para conseguir grandes resultados es de Henry Kissinger, exsecretario de Estado de los Estados Unidos: “un diamante es un trozo de carbón que se comportó muy bien con la presión.

Xavi Roca

Soy Talentista, ayudo a organizaciones, directivos y profesionales a conseguir un alto rendimiento a través de potenciar su liderazgo y marca personal. Me apasiona el liderazgo, la gestión de equipos de alto rendimiento y la Marca Personal, y he dedicado mi carrera profesional a ayudar a empresas y profesionales a desarrollar y potenciar su talento y fortalezas para conseguir su máximo desarrollo y rendimiento.

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