Siempre me ha fascinado esta frase: «la publicidad es el impuesto que pagan los productos mediocres«. Aunque no está claro quién fue su creador, muchos la atribuyen al reconocido publicitario David Ogilvy. También se dice que Steve Jobs la utilizó con frecuencia. En España, el gran publicista Toni Segarra la tenía en su repertorio. Me encanta porque resume una idea muy poderosa: CÉNTRATE EN CREAR UN GRAN PRODUCTO O UN EXCELENTE SERVICIO Y NO TENDRÁS QUE PUBLICITARLO DEMASIADO. Los consumidores estarán tan satisfechos que recomendarán tu marca a los demás.
Esta idea también aplica perfectamente al mundo de la marca personal. Aquí te dejo ALGUNAS REFLEXIONES AL RESPECTO:
- Dificultad de destacar con publicidad: En un entorno con tanta comunicación como el actual, destacar a base de publicidad resulta cada vez más difícil.
- Confianza en las recomendaciones: Las personas cada vez creemos más en las opiniones de otras personas (peer recommendation) que en la publicidad.
- Coste de la publicidad: La publicidad puede encarecer el precio de los productos y servicios, ya que el coste de las campañas publicitarias suele ser elevado y hay que repercutirlo en los productos.
- Publicidad como complemento: La publicidad puede ser un buen complemento, no un sustituto. Un buen producto con una estrategia publicitaria adecuada puede alcanzar el éxito más fácilmente. Grandes marcas como Tesla y Apple han realizado muy poca publicidad en comparación con la notoriedad y prestigio que han conseguido.
- Percepción de los profesionales: Cuando veo que algunos profesionales invierten dinero en publicitarse constantemente en redes sociales, pienso que les devalúa ligeramente. Necesitan de la publicidad para llegar masivamente a su público objetivo, lo que transmite cierta impersonalidad. Además, si quieres llegar a mucha gente, tu producto o servicio no será percibido como tan exclusivo o de alta calidad.
- Inversión en redes sociales: Muchos profesionales no invierten en publicidad, pero sí mucho tiempo en redes sociales y marketing digital en general. Desde mi humilde punto de vista, esto puede resultar contraproducente. Puede dar la impresión de que pasas más tiempo en redes que trabajando realmente en la prestación de tu servicio o formándote. También puede parecer que estás desesperado por encontrar clientes o nuevos retos profesionales.
Apuesto por tener cierta presencia en medios, pero sin pasarse. Sé selectivo, apostando más por la calidad que por la cantidad. No te devalúes y protege tu prestigio. Céntrate en ofrecer un producto o servicio de calidad. Te aseguro que valdrá la pena.
Como decía el gurú del marketing Philip Kotler,
«La mejor publicidad es la que hacen los clientes satisfechos».