Te has preguntado alguna vez como consumidor ¿qué hace que te guste, seas seguidor o, incluso fan, de una u otra marca?, y ¿qué importancia tiene en nuestra cabeza o nuestro corazoncito que una marca tenga prestigio o buena reputación?
Pues en mi opinión, varios son los motivos que nos hacen confiar en una marca, y aquí está el punto clave de la cuestión; “la confianza en la marca”, y sin duda, esta confianza es directamente proporcional a su “reputación”. O sea, y hasta aquí, a los consumidores nos gustan las marcas en las que, por alguno o diferentes motivos, confiamos, y confiamos más en las marcas que tienen buena reputación.
Y entonces, ¿de qué depende la reputación de la marca? Pues en general depende de cómo de bien o mal hace la marca la cosas, y como esto es muy inconcreto, iremos a lo particular. Cuando hablamos de marca estamos hablando de reputación, y esta reputación hay que construirla, a lo largo del tiempo con paciencia, constancia y estrategia. Hay muchas marcas que piensan que la construcción de su reputación depende sólo de los elementos visuales y el branding corporativo, y esto es importante y puede estar bien como punto de partida, pero además habrá que tener en cuenta otras cosas importantes.
En primer lugar y muy importante, la personalidad de la marca. El consumidor demanda un estilo u otro de marca, y el estilo que damos a nuestra marca se consigue identificándola con unos u otros atributos, atributos (rasgos definitorios) que el consumidor hará suyos o no, en función del grado de interés i/o identificación con los mismos (podríamos hacer un paralelismo con lo que hacemos con las personas, las sentimos más cercanas y nos relacionamos con ellas, cuando tienen atributos que se identifican con nosotros, nos gustan y motivan). La personalidad les confiere a las marcas una apariencia que las capacita para relacionarse como un ser humano. Además, será necesario que estos atributos se adecúen a la marca y sobre todo a sus grupos de interés o potenciales consumidores. Piensa en grandes marcas que se han apropiado con su estrategia de algún atributo, por ejemplo, Coca Cola con “la felicidad” o Volvo con “la seguridad”. Piensa en qué posicionamiento quieres tener en el cerebro de tu público objetivo.
Y como no podía ser diferente, la reputación de la marca no termina en la personalidad, es un poco más complejo, a posteriori, y no por ello menos necesario, habrá que aportar a nuestro consumidor beneficios como, la imagen de la marca y/o empresa, el importantísimo servicio al cliente, la experiencia positiva y poderla compartir y darla a conocer a otros, un necesario grado de practicidad, funcionalidad y comodidad, el obtener un prestigio y hacernos sentir que pertenecemos a un grupo, la seguridad y confianza, y por supuesto, la emoción y felicidad, o lo que es lo mismo, saber llegar como marca a los corazones de nuestros potenciales consumidores.
Por todo lo dicho y como resumen, creo que la reputación de las marcas es uno de los intangibles que más importancia tienen para que los consumidores decidan quererlas y por supuesto consumirlas, y tener un prestigio reconocido es un indicativo de calidad y multiplica las probabilidades de decisión de compra de los usuarios, y lo más importante, la reputación se va construyendo con cada punto de interacción que las personas tienen con una empresa y sus productos.
Y, por si todavía no te quedó claro cómo mejorar tu reputación de marca, recuerda lo que decía al respecto el gran filósofo clásico Sócrates, “Alcanzarás buena reputación esforzándote en ser lo que quieres parecer”