En el mundo de la marca personal, es fácil caer en la trampa de convertirse en un personaje y perder la esencia de quién realmente somos. Este fenómeno puede tener consecuencias negativas tanto para la persona como para su audiencia. Cada vez veo más personas que caen en esta trampa. Políticos que están más obsesionados por la «política-instagram» que en gestionar bien. Profesionales y empresarios que tienen éxito y empiezan a creérselo y a desarrollar un personaje. Profesionales poco exitosos, que pretenden lanzar una imagen de un personaje que no son ellos. Pondría algunos ejemplos reales pero prefiero te los imagines tu mismo. Seguro que sabe a qué y a quién me refiero.
En este post, quería compartir contigo algunas reflexiones para evitar que el personaje se coma a la persona.
La tentación del personaje
Crear un personaje puede parecer una estrategia efectiva para destacar en un mercado saturado. Un personaje carismático y atractivo puede captar rápidamente la atención del público, aumentando seguidores y visibilidad en redes sociales. Sin embargo, esta táctica tiene un costo significativo. Muchas veces la persona está más pendiente del personaje que de hacer bien su trabajo, que de disfrutar de lo que hace o de vivir el momento.
La desconexión emocional
Cuando el personaje se vuelve más prominente que la persona real, se crea una barrera emocional. La audiencia puede sentirse atraída por el personaje, pero esta conexión es superficial y carece de la profundidad necesaria para construir relaciones duraderas y significativas.
El agotamiento de la actuación
Mantener una fachada constante es emocionalmente agotador. Vivir detrás de una máscara puede llevar a una confusión interna sobre la verdadera identidad y, en casos extremos, a problemas de salud mental. La autenticidad es clave para un bienestar emocional y una marca personal sostenible.
Vulnerabilidad reputacional
Si se descubre que el personaje es solo una fachada, el daño a la reputación puede ser devastador. En una era que valora la transparencia y la autenticidad, la exposición de una identidad falsa puede ser un golpe del que es difícil recuperarse.
Ejemplos de mala práctica
- Influencers de redes sociales: Muchos influencers crean personajes exagerados para atraer seguidores. Sin embargo, cuando sus acciones no coinciden con su personaje, pierden credibilidad y seguidores.
- Celebridades: Algunas celebridades adoptan personajes públicos que no reflejan su verdadera personalidad. Esto puede llevar a una desconexión con sus fans y a una percepción negativa cuando la verdad sale a la luz.
- Profesionales de negocios: Ejecutivos que proyectan una imagen de éxito y perfección pueden enfrentar problemas cuando sus empleados descubren que esta imagen no es auténtica, afectando la moral y la confianza en el liderazgo.
Manteniendo la autenticidad
Para evitar que el personaje se coma a la persona, es crucial mantener la autenticidad. Aquí hay algunos consejos:
- Sé fiel a ti mismo: Construye tu marca personal en torno a tus verdaderos valores y personalidad.
- Ofrece valor real: En lugar de enfocarte en la apariencia, concéntrate en proporcionar contenido y experiencias valiosas a tu audiencia.
- Construye relaciones genuinas: Interactúa con tu audiencia de manera auténtica y significativa. Se fiel a tu forma de ser.
- Revisa tu marca: compara con frecuencia qué transmites a los demás y cómo eres percibido con tu auténtica forma de ser. Vigila no haya demasiadas discrepancias entre quien eres realmente y qué imagen proyectas a los demás.
En resumen, aunque crear un personaje puede parecer una estrategia de marketing efectiva a corto plazo, la autenticidad y la transparencia son esenciales para un éxito sostenible a largo plazo. NO DEJES QUE EL PERSONAJE SE COMA A LA PERSONA; mantén tu esencia y conecta de manera genuina con tu audiencia. Termino con una frase de Wayne Dyer – psicólogo y escritor norteamericano – que me encanta y resume la idea central de este post:
«Prefiero ser odiado por lo que soy que amado por lo que no soy».