La resiliencia es una palabra de moda. Proviene del latín resilio, que significa «volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar». Originalmente es un concepto utilizado en el mundo de la física. Describe la capacidad que tiene un material u objeto para recuperar su volumen original cuando termina la fuerza que le ha provocado una deformación. Es decir, en qué medida un objeto recupera su forma original después de haber recibido un impacto o de haber sido deformado.
Actualmente, la resiliencia es un concepto que se utiliza mucho en el ámbito de la psicología. Define si una persona que ha recibido un trauma fuerte es capaz de recuperar su situación previa. Es decir, reponerse efectivamente de los trompicones que va dando la vida. Incluso en algunas situaciones, la persona que ha sufrido una situación traumática es capaz no sólo de recuperar su nivel anterior sino incluso salir mejor de lo que estaba. Aquello de «lo que no te mata, te hace más fuerte». Y se trata de una competencia muy importante hoy en día, ya que la mayoría de las personas recibiremos algunas veces duros golpes a lo largo de nuestra vida.
Sin embargo, en mi opinión hay otro concepto tanto o más importante que la resiliencia. Y se trata de la capacidad que tienen las personas de superar el rechazo. Y es que la resiliencia parece tratarse de casos excepcionales, de grandes tragedias, de grandes golpes, de superarte en situaciones extremas, y evidentemente es muy importante. Pero saber superar el rechazo también lo es, ya que la mayoría de personas deberemos hacerlo cientos o miles de veces a lo largo de nuestra vida. Aprender a gestionar el rechazo, los pequeños fracasos, resulta esencial, especialmente hoy en día, puesto que para tener algún pequeño éxito generalmente debes tener muchos pequeños fracasos.
Como suele decirse, “el éxito está escondido en la otra cara del fracaso”. Porque todos seremos rechazados muchas veces en nuestra vida, los vendedores lo saben perfectamente. En muchos casos, para poder cerrar una venta deben escuchar muchas veces la palabra no. Quienes buscan trabajo también habitualmente deben tener muchas decepciones para poder encontrar una oportunidad laboral.
En un entorno como el actual, saber gestionar el rechazo, saber gestionar el «no», es imprescindible para tener éxito. Muchos estudios científicos de personas realmente exitosas han demostrado que el factor más importante para alcanzar el éxito fue precisamente esa capacidad de gestionar el rechazo, el fracaso. La perseverancia de seguir adelante, de no desfallecer ni tirar la toalla.
Por ejemplo, el conocido actor Sylvester Stallone, al inicio de su carrera, llamó a la puerta de cientos de agentes para ofrecerse para trabajar como actor en cualquier película. Y fue rechazado todas y cada una de las veces. En lugar de rendirse, optó por buscar dinero y hacer su propia película con unos recursos limitados, “Rocky”. Y a partir de ahí ya conoces su historia.
O también ejemplar el caso de J.K. Rowling, conocida escritora de la saga Harry Potter. Pues cuando terminó su primer manuscrito fue a buscar editorial para que lo publicara. Su proyecto era rechazado cada vez que lo presentaba. Además, la criticaban: que si los niños no leen, que el tema de la magia no está de moda, que era un libro muy largo por ser un libro infantil, y así hasta 12 veces. Y en vez de rendirse, siguió buscando su sueño. En la 13ª editorial que visitó, confiaron en ella y ya has visto todo el éxito que ha comportado aquella perseverancia. Como dice la conocida cita «Inténtalo y fracasa, pero no fracases en intentarlo».
Así que ya sabes la importancia de gestionar el rechazo, y de ser perseverante. Porque como dice Woody Allen, «El 90% del éxito se basa simplemente en insistir».