Siempre he pensado que saber marcharse es una gran virtud a todos los niveles, especialmente en posiciones de liderazgo. No obstante, me atrevo a decir que es una habilidad muy poco frecuente hoy en día. De hecho, podemos ver cómo muchos líderes no han sabido irse en el momento adecuado y luego lo han pagado saliendo por la puerta de atrás y en muchos casos totalmente desprestigiados.
A todos nos viene a la cabeza el caso de algunos políticos de primer nivel, que tuvieron su época dorada en la que gozaron de altísimos niveles de prestigio y reputación pero que, por alargarse en el cargo, terminaron mal. No te pongo ejemplos para no herir ninguna susceptibilidad pero hay muchos ejemplos en todos partidos. También sucede de forma parecida en el ámbito empresarial, en el deportivo, en el asociativo, etc… Además, en muchos casos, estas malas salidas contrastan con etapas previas de máximo esplendor con cotas de prestigio y admiración realmente elevadas, con lo que la caída es todavía más fuerte.
SABER IRSE RESULTA FUNDAMENTAL y se le debe dar la importancia que merece. En este sentido, te recomiendo algunas ideas para que puedas irte mejor:
- Empieza con una misión clara: es decir, plantéate al inicio de tu responsabilidad qué quieres conseguir, dónde quieres llegar, dónde quieres situar tu empresa, tu partido, tu municipio… Trabaja duro para conseguirlo, mide con frecuencia cómo vas evolucionando en referencia a tu objetivo… Cuando llegues a él tendrás una pista clara de que quizás es el momento en el que debes irte. Si por el contrario, no llegas a tu objetivo en un tiempo razonable, quizás también debas plantearte dejarlo. Así que revisa tu misión y analiza en qué situación estás respecto a ella.
- Analiza frecuentemente tus niveles de motivación (y los de tu equipo). La motivación resulta imprescindible para conseguir cualquier reto importante. En muchas ocasiones, los niveles de motivación suelen ser muy altos al principio de un proyecto, pero con el paso del tiempo, con dificultades o al descubrir que algunas cosas no son como las habías imaginado, puede suceder que tu nivel de motivación empiece a caer. En esta línea te recomiendo que vayas observando tu nivel de motivación, que cuando éste empiece a bajar intentes mejorarlo, pero si no lo consigues y llega a estar por debajo del umbral que consideres como el mínimo necesario, resultará imprescindible que actives tu plan de salida. También debes vigilar el nivel de motivación de tu equipo. Este nivel suele ir evolucionando con el tiempo, pero cuando tu equipo esté un determinado tiempo con niveles bajos de motivación será otro indicador claro que posiblemente debas irte.
- Ten siempre un plan alternativo. Este punto es fundamental. Muchas personas no dejan sus cargos o sus responsabilidades porque no tienen un proyecto alternativo, porque no saben qué hacer ni dónde ir. Te recomiendo muy encarecidamente que, desde el primer día en tu nuevo reto, empieces a pensar y a preparar tu proyecto alternativo. Sí, desde el primer día, cuando tu motivación por el nuevo reto es muy alta es cuando debes empezar a preparar tu plan B. Muchas personas solo lo hacen al final del proyecto, cuando están realmente apuradas… y entonces suele ser demasiado tarde.
- Sé valiente. Atrévete a salir, a dejar el proyecto en un buen momento. Sé valiente, dimite, déjalo cuando sea el momento adecuado. No pasa nada. Como suele decirse “Dimitir no es un nombre ruso”. Seguro que, si has hecho bien los deberes y te has preparado adecuadamente sabrás encontrar el momento y la forma de hacerlo. Porque como reza la conocida frase, “cuando se cierra una puerta… se abre una ventana”.
- Trabaja tu marca personal. Para mí, la idea más importante de este post (sí, quizás estoy barriendo para casa, pero realmente lo pienso así). Si trabajas bien tu marca personal, si eres capaz de mantener tu credibilidad y reputación, si eres notorio para tu público objetivo, si te conoces bien (tus fortalezas y debilidades, tus motivaciones, tus sueños…) y si las comunicas adecuadamente, tendrás muchísimas más posibilidades de salir bien y en el momento adecuado. Cuando llegue el momento de irte tendrás prestigio y reputación, una buena red de contactos… lo que facilitará que encuentres un proyecto alternativo (o que este proyecto te encuentre a ti).
Saber irse en el momento adecuado resulta fundamental. No caigas en los errores que tan comúnmente se cometen marchándote tarde y mal. Termino con una frase que oí hace años, que no se de quién es pero que me encanta y resume perfectamente lo que quería transmitirte con este post: “Que no exista una buena razón para quedarse es una buena razón para marcharse”.